LEYENDO A HELENA



Hace unas semanas tuve la alegría de conocer a Paulina Vieitez; y al conocerla a ella, conocí a Helena.
 
Helena es una de esas poderosas novelas que te hechizan. Es de esas historias que se leen para disfrutarse, para regresarse y releer ese párrafo o esa línea que te afectó. Por que las buenas historias tienen ese efecto: te afectan y se quedan contigo.
 
La semana pasada estuve de vacaciones y conocí la hermosa ciudad de Querétaro. Entre las calles de su bello centro histórico, existen muchas tiendas de antigüedades. En una de ellas, me encontré con varios baúles apilados e inmediatamente pensé en Helena; y es que en estos momentos, Helena me acompaña. Estos son los baúles:
 
 
 
 
Mi estado actual es: leyendo a Helena. La leo y la acompaño y la conozco. Me identifico, la aplaudo, la cuestiono, la escucho. Pronto terminaré de leer las páginas de su historia y compartiré con ustedes mi reseña. Mientras tanto, la seguiré acompañando.
 
 

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