DE POEMAS Y POETAS: REÍR LLORANDO



POEMA: REÍR LLORANDO.
AUTOR: JUAN DE DIOS PEZA.

Este es otro de mis poemas favoritos. Comienza con un diálogo que sostiene  Garrick con un médico. David Garrick fue un actor y dramaturgo británico que nació en 1717. Finalizada la conversación, inicia el poema.

Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra,
el pueblo al aplaudirlo le decía:
"Eres el más gracioso de la tierra
y el más feliz..." y el cómico reía.
              
Víctimas del spleen, los altos lores
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
              
Una vez, ante un médico famoso,
presentose un hombre de mirar sombrío:
sufro, le dijo, de un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
              
Nada me causa encanto ni atractivo,
no me importan mi nombre ni mi suerte,
en un eterno spleen muriendo vivo
y es mi única pasión la de la muerte.
              
- Viajad y os distraeréis.
- ¡Tanto he viajado!
- Las lecturas buscad.
- ¡Tanto he leído!
- Que os ame una mujer.
- ¡Si soy amado!
- Un título adquirid.
- ¡Noble he nacido!
              
- Pobre seréis quizá
- Tengo riquezas.
- ¿De lisonjas gustáis?
- ¡Tantas escucho!
- ¿Qué tenéis de familia?
- Mis tristezas.
- ¿Vais a los cementerios?
- Mucho... mucho.
              
- De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
- Sí, mas no dejo que me impongan yugos,               
yo les llamo a los muertos mis amigos
y les llamo a los vivos, mis verdugos.
              
Me deja, agregó el médico, perplejo
vuestro mal, mas no debo acobardaros,
tomad hoy por receta este consejo:
"Sólo viendo a Garrick podréis curaros".
- ¿A Garrick?
- Sí, a Garrick... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa,
todo el que lo ve muere de risa,
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
-¿Y a mí me hará reír?
- ¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; más... ¿qué os inquieta?
- Así, dijo el enfermo, no me curo,
¡Yo soy Garrick!... Cambiadme la receta.
              
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
              
¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa ríe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma llora cuando el rostro ríe!
              
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
              
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas. 
 
               

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